Centro del Lobo Ibérico, Sanabria |
"Y en efecto, si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento".
EL LOBO ESTEPARIO, HERMMAN HESS
Cuando realmente queremos contar algo, solemos callar.Y ese silencio se extiende como una mancha sobre el mar. Viaja enganchado de las nubes y cubre toda la Tierra. Porque las historias reales no le interesan a nadie.
Caminamos haciendo que buscamos algo pero estamos en realidad huyendo de nosotros. Y al final sólo queda eso que nos inventamos cada día, en su lugar, y lo maquillamos, lo higienizamos, lo construimos y le vamos dando forma de acuerdo a lo que llevamos años creyendo que debe ser la verdad.
Creo recordar que me temías de una forma extraordinariamente valiente. A hurtadillas te esquivaba. Yo no era consciente del poder de tu manada, mi soberbia tampoco estaba tan desarrollada, aún.
A veces, uno de tus hijos acompañó todos mis días, fue mi compañero y mi aliado en tu contra. Hijos desterrados o perdidos como el tuyo, también amamantasteis, de los nuestros.
En un "ni contigo ni sin ti" viajamos en los siglos, en las eras, y ahora, después de tanto tiempo, volvemos a encontrarnos. Aún me temes, y yo a ti. El odio se ha pulido y el respeto también; y los dos sabemos que, un respeto pulido, es como un canto rodado del río. Ya no corta ni brilla. Ya no será destino sino pasado, arena que esparcirá la tormenta y se nos meterá en los ojos en la batalla.
¿Cómo te ha ido todo este tiempo? A mi maravillosamente, te respondo. Pero tú me ves, llevas millones de años haciéndolo: mis ojos delatan mi verdad, hoy la ha despeinado el viento y la lluvia le ha lavado la cara. Aquí estoy frente a ti. Y, dicen...que somos libres; compañero.
Muy buena foto, el relato me ha emocionado.
ResponderEliminarEste relato lo tenian que lee esas personas que se dedican a cazarlos, para que los dejaran vivir en paz.
No. Déjales que me dejen vivir en paz a mí. Contigo:D; bueno....contigO igual no se meten:D :D
EliminarHola Moni! Mirando posts antiguos de mi blog me he acordado de ti y como siempre, la visita a tu espacio es muy agradable. Siempre es un placer leerte y ver esas imágenes tan bonitas que nos muestras. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Verónica, ya he visto tu viaje, tu gran viaje a Rusia...igualmente es un placer leerte a ti.
EliminarUn beso
Me ha calado hasta el fondo...mis ojos delatan mi verdad..aquí estoy frente a ti..¿libres?..¿quién y cómo..?..Fantástica la foto..dicen tanto sus ojos como los tuyos y los míos en ese instante en que se cruzaron las miradas..un día inolvidable...ojalá ese viaje a través de los siglos jamás sea interrumpido..ojalá nunca jamás sean acosados,perseguidos o extinguidos..
ResponderEliminarGracias Moni por ese día..
** siempre**
Sí, ese día acabamos bien calados todos...jejeje. Serán a cosados y perseguidos siempre, Cris; por eso son lo que son: lobos.
EliminarTe quiero
Hay fotos que no necesitan palabras, solo con mirarlas ya nos cuentan su historia.
ResponderEliminarOjalá esta bestia no tan descarriada, encuentre su hogar en este mundo nuestro a veces tan extraño y le vaya tan maravillosamente como a tí.
Tu entrada es pura poesía Moni.
Buena noche.
Un abrazo.
Muchas gracias, Laura...en nuestro mundo no sé si queda lugar para esa bestia...
EliminarUn besazo!
Las historias reales no le interesan a nadie. Una verdad que no admite peros... Confundimos lo virtual con lo real y cuando esto último no nos gusta lo maquillamos. Tus palabras llenas de poesía son profundas y su contenido da que pensar y admite muchas lecturas. Hermann Hesse como me gusta.😘
ResponderEliminarAhí está! Eres aguda y clara y poderosa como una cascada en la montaña en primavera; y gracias por serlo:))
EliminarUn besazo, Katy
Cuan cerradas son esas mentes que no entienden lo que dice esa mirada.
ResponderEliminarBesos,amiga y gracias.
Gracias a ti, mi querido tejón de los bosques, señor de la naturaleza;)
EliminarDos besazos!
Vaya mirada y que momentazo tuvo que ser. Tus palabras, que se nota que te salen directas de lo más hondo, también me llegan igual. Todos en algún momento nos sentimos un poco lobos...
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Es que somos un poco lobos; a mi me gustaría ser más loba, me estoy entrenando:)
EliminarMuchas gracias, Fernando..un gran abrazo, amigo
·.
ResponderEliminarPues no. No somos libres por más que nos engañemos. Somos lo que dices, cantos rodados, y sufridos, que ya no cortan ni brillan... y destinados a ser arena perdida entre la multitud.
Sigamos viviendo nuestra ficción. Miremos al lobo y tratemos de vernos reflejados en él. Todavía es libre.
Un texto precioso Mónica. Y el lobo también, claro.
.·
LMA · & · CR
Queda algún hombre libre, muy pocos, pero alguno; eso sí...se ven mal y poco :D
EliminarMuchas gracias, Alfonso, besos!
No entiendo como podemos perseguir sin piedad a esta maravilla de la naturaleza, la mirada del lobo lo dice todo. Que grande Hermann Hesse, y que grande tu post, enhorabuena Moni. Un fuerte abrazo amiga mía.
ResponderEliminarPues sí; aunque nuestra persecución feroz es parte del origen de su fuerza para resistir. Paradójico, irónico, pero así es.
EliminarSomos bastante estúpidos en el fondo,además de en la superficie, Germán....la verdad.
Muchísimas gracias, un fuerte abrazo montañés:), y otro al Cantábrico!
Que maravilla de texto
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Susana:) Muy amable por tus palabras. Un beso, otro a Zaragoza!
EliminarLos lobos del Centro del Lobo son cautivos, cautivos de la acción del hombre que de una u otra manera los ha condenado a estar entre alambradas. A pesar de eso cuando los vi me impactaron, tienen un porte y una mirada que imponían respeto. Buen relato, me ha gustado como te expresas.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracia Valverde, aunque "no comulgo" con ese tipo de negocios, la visita era obligada, los profesionales allí excelentes, y también me impactaron; un fuerte abrazo
EliminarUn texto maravilloso. Saludos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sandra, un saludo!!
EliminarQue maravilloso texto, Moni...
ResponderEliminarY esa magnífica fotografía con esa mirada penetrante y bellísima me trasmite un cúmulo de sentimientos muy variados: temor, respeto, admiración...
Incluso rabia. Rabia por el acoso al que les sometemos.
Un beso querida niña.
Comparto tus palabras, muchas gracias Maripaz, un besazo enorme, y otro a Leti:)
EliminarMuy bonita imagen la elegida para acompañar este relato magnifico,saludos y feliz semana.
ResponderEliminarViniendo de ti es todo un honor, muchas gracias, Jesús!! Un fuerte abrazo.
EliminarMi padre, que nació y vivió en la Sierra de la Culebra, cruzaba los montes nevados, pensando en el lobo, y respetándolo. Recuerdo de allí historias mágicas como la de la "ti Isabel" y por qué a ella el lobo no le comía las ovejas. Hay lugares -y seres- que conservan la magia que muchos otros han olvidado, el lobo y Zamora son algunos de ellos.
ResponderEliminarSin duda esa sierra es uno de esos lugares, no sólo el centro del lobo, casi más el entorno realmente natural y la fauna que lo habita. Muchísimas gracias por tus palabras, buscaré la historia que mencionas:)
EliminarUn beso