Gatito triste y callejero. Vagas por los suburbios de este paraíso impostado. Sucio y arañado. Hambriento, sediento. Hoy estás aquí; mañana atropellado y tirado en el medio de un carril gris, al final de un reguero de pequeñas gotas rojas -siempre son rojas- asombrosa...terriblemente hermosas. Absurdamente radiantes. Tu sangre parece un puñado de amapolas que alguien arrojó desairado por su amor, y que nadie recogerá. Las esparcirá el viento y las diluirá la lluvia furiosa. Tu cuerpo abandonado es tan perfecto que la mente se resiste a entender que esté muerto. Que ya no estés ni seas nada.
Que sólo estés dormido.
Ahora estás comiendo de mis dedos. Después, a veces, juegas un rato. Pero nunca te quedas. Y si lo hicieras, tendría que echarte. No hay sitio para ti al lado de mi lumbre. Te vas en silencio y te adentras en la senda que es siempre la misma, oscura, sinuosa, que se pierde entre la niebla. Te sigo con la mirada hasta que me duelen los ojos. Y das la vuelta a esa esquina. Y aprieto los dedos de mis manos sin querer. Y desapareces. Y yo no sé si es la última vez que te habré visto.
Los escasos días felices bajo el suave vientre de tu madre se disolvieron en charcos de agua helada y barro inevitable. Nuestros momentos felices, nuestras miradas cómplices, aquel día en que te dejé entrar y jugaste con mis cortinas. Y todas esas tardes que me estabas esperando y que sabías que vendría. Y ahora te vuelves a ir; y es tan dulce el color verde en tus ojos húmedos, que dejo de entender, de saber, de dominar... Te vuelves y me miras un segundo más. Y no sabes si vas a volver a verme.
Los dos, vencidos.
Gatito de pelo enmarañado, pero tan suave aún... Titiritero de mis sueños mejores. Nómada bello y extraño que llegaste de algún sitio y vas hacia ninguno. El único ser libre del mundo. Testigo mudo de nuestra miseria. Sabio, silencioso observador que nos has visto dudar, mentir, llorar a solas y temblar de miedo y de dolor. De soledad. Más solos que tú. Asfixiados, incompletos. Sin poder mirarnos en los espejos relucientes de nuestros hogares relucientes. Como vampiros... aunque carentes de inmortalidad.
Sin "pedigrí". Sin mantita, sin tejado, sin regazo, sin destino, sin arraigo, sin amigos, sin pasado ni futuro. Sin palabras a tu oído en la media noche. Sin certeza. Sin mi.
Sin tí.
¡Ay, Moni que preciosidad de relato! Me has conmovido querida niña. Has descrito de manera bellísima la vida de los gatos callejeros haciendo un símil con la vida de nosotros los humanos. Pura prosa poética.¡Precioso, precioso!
ResponderEliminarMiles de besos.
Eres una amor, Maripaz, a tí todo -no todo, claro- te parece "precioso, precioso"...porque tus ojos son únicos, y tu capacidad de asombro infinita. Y eso es algo muy escaso y muy de envidiar:)
EliminarUn besazo
Sin azúcar y sin edulcorantes, sí: has servido un trago largo, duro, seco. No, nunca los convidamos a quedarse en nuestra mesa: como mucho les damos los restos a hurtadillas. No, nunca pueden parecer dormidos, cuando su piel se desmenuza estampada en el asfalto. Es un grito.
ResponderEliminarSí, quizás sean los únicos - últimos - seres libres. Y quizás sientan que el precio merece la pena.
Un besazo estremecido, Moni
PD. Vaya fotaco!
PD2. "Tunnel of love" es la canción de Dire Straits que más me gusta escuchar, no me cansa nunca. Habla de feriantes, de gente que un día está y al otro ya no. Y el prota encuentra un día la horma de su zapato.
Me ha llamado la atención lo de "a urtadillas"...jejj, es verdad...por qué lo haremos así?
EliminarA mí también es la que más me gusta de Dire Straits...y mira que tienen joyas. Tampoco me canso nunca de escuchar la evolución de su melodía, que casa perfectamente con la historia, una historia de libertad. Como la de los gatos.
Un besazo!!!
Muy guapa entrada Mónica, la foto es auténtica y tu reflexión es genial, te llega hondo.
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Muchas gracias Fernando!!!
EliminarUn abrazo
Y yo que pensaba que se habían subido a las redes todos los gatos. Faltaban estos tuyos, Monica, más guapos no los vi.
ResponderEliminarComo nunca leí tan sentidas palabras, tan bellas para describir lo que duelen las ausencias. Son tan escasos los días felices.
Un abrazo emocionado y estremecido también.
Los días felices son escasos pero tan intensos que nos pasamos la vida esperándolos. Y ellos, los gatos, para eso nos ganan por goleada. En esperar.
EliminarBesazo tejón:)
Muy buena foto. Y además soy un admirador de los gatos, de su capacidad de supervivencia, de su inteligencia. Un texto muy bien elaborado.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo también los admiro, mucho. Gracias Valverde!
EliminarUn abrazo
Hola mi querida Moni! un placer volverte a leer, como siempre con un relato tan bonito. El texto es precioso y muy sentido. La foto es maravillosa. Besos.
ResponderEliminarPD. Has estado alguna vez en Cádiz? en el Campo del Sur hay muchos gatos callejeros que viven mejor que muchas personas jaja tienen hasta casitas hechas.
Que bueno verte, Verónica!
EliminarNo he estado en Cádiz...bueno, pues me parece bien lo de esos gatitos. Y si no hubiera gente tirada en la calle junto a ellos, mejor aún.
Creo que conseguiré que te gusten los gatos, Vero...lo conseguiré, jejjj
Un besazo!!!!
No se qe es mejor si el relato o la fotografía, Ninguno desmerece al otro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Antonio, un saludo y me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarAbrazo!
Hermosa y sentida reflexión que encierra una tremenda verdad y realidad. Bellamente acompañada de una fantástica fotografía. ¡Que bien escribes!😘
ResponderEliminarGracias katy...La realidad es así. Y es una pena.
EliminarUn besazo, guapísima!!!!
me gusta visitarte Me meto en tus letras deleitándome
ResponderEliminarbesos
Gracias Mucha!! Besos desde el frío;)
Eliminar·.
ResponderEliminarCiertamente, animales independientes donde los haya.
Tu texto es tierno. No sé si hablas de gatos o de nosotros, el camino es común. A veces, solo nos tocan migajas, apareces y desaparecemos pero nos mantenemos independientes.
La foto me gusta. Posan bien tus amigos y creo que has buscado un buen encuadre.
Un beso Móni
.·
LMA · & · CR
Hablo de gatos.
EliminarOtro día hablaré de nosotros. Pero no seré tan tierna :)
El encuadre surgió, la foto está hecha deprisa...había muchos gatos allí, a cuál más triste y vapuleado.
Un besazo ñOCO
Hace un par de semanas adopté un gatín negro, al tener perrina no lo teníamos claro, pero #Ubuntu que así se llama, tenía claro que se tenía que quedar con nosotros y poquito a poco estos días ha ido buscando y encontrando su sitio, me dan pena los pobres gatines y los perros que cuando crecen abandonan e incluso algunos ya nacen abandonados.
ResponderEliminarTu relato es tan bonito que lo he tenido que leer varías veces, porque si se lee escuchando de fondo a los Dire pufffff es como si me sumergiese por ese camino que tan bien describes. Y el posado de los gatines es precioso y perfecto.
Besines utópicos y un tilín gatunos, Irma.-
Jjejee...gatunos estamos...
ResponderEliminarQue feliz será ese gatito negro, Irma. Ubuntu :)...Tanto, que quizá nunca lo sabremos...ese clase de felicidad de un gato abandonado al que le dan un hogar, tan clara, tan honesta, tan pura...esa sí la envidio. Y con el tiempo la perrina seguro que está encantada.
Muchas gracias, tus visitas siempre me alegran bastante el día, es un placer tenerte cerca:)
Un beso
El gato, camina solo y sabe lo que quiere… Todos se creen dueños, propietarios, tíos de gatos, compañeros, colegas, discípulos o amigo de su gato. Yo no Yo no suscribo. Yo no conozco al gato... Bien sabía Neruda lo que escribía.
ResponderEliminarQue bonito Moni. Adoptamos tres pequeñitos, los tenemos en el huerto, van a su aire, eso sí cuando les apetece bien que vienen a restregarse en nuestras piernas.
Se me pasó esta entrada.
Buen fin de semana.
Besos.
Exacto , Laura..."yo no conozco al gato"...Alguna vez has puesto fotos de tus gatitos...son preciosos:))
EliminarUn besazo!!
Que bueno, me ha encantado Moni. Un fuerte abrazo amiga mía.
ResponderEliminarGracias Germán, ...un gran abrazo montañés:)
Eliminar