Padre era mi héroe, mi confidente, mi enciclopedia, mi compañero y, hasta los diez años, mi religión. Desde entonces soy atea.
Miles Franklin
Mi impresionante carrera (1901)
5 de abril de 1919
Katherine Mansfield escribe divertida a Virginia Woolf para contarle que su gata, Charlie Chaplin, ha tenido dos gatitos llamados April y Aetheneum. No disimula su sorpresa, pues estaba convencida de que era un gato.
A mi hermana y mí nos pasó una vez lo mismo con una gata que se llamaba Pedrosa. Estuvo siendo un enorme y magnífico gato multicolor todo un año. De esos gatos que son marrones-amarillos-grises-rojos-negros-bancos todo mezclado, con muchísimo pelo y muy largo, con una cola tremenda y unos ojos verdes rasgados y enormes de pantera, más que de gato.
Esquivo y desconfiado, como debe ser una gato, a nosotras sin embargo nos dio tregua enseguida. En unos meses comía en nuestra mano, invadió nuestra casa y encontró, como todos los gatos que son gatas, un lugar perfecto en el armario de las toallas más nuevas de mi madre para tener a su camada. Una inmensa y preciosa camada de miniaturas atigradas que chillaban como condenados, hasta que, por supuesto, los descubrió mi madre. Que, después de vociferar un rato corto, ya estaba planeando dónde ponerlos para que estén bien (AHÍ NO) y a quién repartirlos para no matarlos a los pobrecines...que además, no tienen papá.
Pedrosa vivió toda su vida con nosotros, una vida bien larga. Tuvo más camadas, nunca más en un armario de mi madre, aunque siempre hizo el intento. Y todas fueron impecablemente repartidas.
Ocurrió en primavera que apareció Pedrosa. Recuerdo los primeros brotes de los árboles en un curioso contraluz por encima de los tejados de los que bajó, y recuerdo el frío, y los ojos verdes. Aunque era ya un frío distinto al del invierno.
Los mismos chillidos que daba mi madre cuando descubría las camadas de perros que mi hermano y yo salvábamos de ser arrastrados por el agua del río y que nos emperrábamos en esconder debajo de nuestras camas, aquellos perros acababan en cajones, para ser entregados a familias que los cuidaban... solo que no siempre podíamos estar de vigilantes en el río.... brotes primaverales en las hayas, explotará la primavera después de estas nieves... precioso. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro mucho de tener cosas de este estilo en común contigo Carlos
EliminarUn abrazo enorme
Precioso bokeh Moni, la cita es estupenda y el relato genial, bonita entrada.
ResponderEliminarUn abrazo
Encantada de que te haya gustado mi bokeh Fernando:)
EliminarMuchísimas gracias
Dos palabras que me resultan bellísimas: gato y primavera... La sabiduría y el renacer están en ellas...
ResponderEliminarUn abrazo
Bellas palabras las tuyas Ildefonso, muchísimas gracias:)
EliminarLarga vida a esos brotes nuevos. Una entrada muy tierna,como los brotes.
ResponderEliminarUn abrazo, con ternura.
Esperemos que aguanten tejón, ..yo creo que sí :)
EliminarUn abrazo grande
La cita es de lo mejor, creo que la haré mía en más de una ocasión. Una entrada magistral Moni, me ha encantado. Un fuerte abrazo desde el Norte, donde la primavera por fin ha llegado.
ResponderEliminarME alegro de que por fin asome la primavera en esa tierra tuya que siento tan cerca y tan mía :)
EliminarUn abrazo!!!
Ésta es esa época en la que por las noches me quedo hasta las tantas escuchando cantar a las ranas en las charcas y por las mañanas paso revista a los brotes de mis árboles favoritos, no vaya a se que la helada haya liado alguna :D
ResponderEliminarMe gusta mucho toda la entrada, Moni. Me quedo con la imagen de Pedrosa - ¡gran nombre! - bajando del tejado a contraluz mientras los primeros brotes se desperezan.
Un fuerte abrazo.
Pero que buena envidia me das; sólo puedo hacer algo similar los fines de semana...a lo de las ranas me refiero:) pero me da para ir tirando ;)
EliminarUn fuerte abrazo Xibeliuss
:) Me encanta el nombre de la gata, el tono en general del post, la foto, volver y encontrarte. Un beso
ResponderEliminarY a mí me encanta que me encuentres:) Parece que sobreviviste a la semana santa jejej, yo también :)
EliminarUn besazo primaveral
Nos pasó como a Katherine, nos regalaron dos gatitos y nos dijeron que eran hembras... raro que uno crecía más que otro. Al coger uno un día descubrimos que teníamos una pareja. Tuvimos que poner remedio. Nela dormía todos los día su "novio" Grisi :))
ResponderEliminarLlegó la primavera y tiene todo lleno de vida Moni... no serán las flores más hermosas, pero es muy grande la belleza que nos está regalando otra vez.
Me encanta ese brote nuevo.
Un beso.
Jjejje...Nela y Grisi, que parejita tan linda Laura. Al final, mejor así, uno de cada:)
EliminarUn besazo
Beautiful photo of nature !!
ResponderEliminarGreetings
Muchas gracias Ela:)
EliminarPara tales puntos de vista como la fotografía, me encanta la primavera. Renacer en la vida de la naturaleza. :)
ResponderEliminarGracias Giga!!
EliminarYo tardé un poco más que esos diez años pero el resultado es el mismo.
De gatos no te hablo, aunque hay uno que se me cuela por aquí... de brotes sí, que todo está a punto de reventar. El membrillo tiene sus primeras flores. El dulce de idem saldrá más tarde.
Me gusta mucho tu foto, artista.
Un abrazo Hugs
· LMA · & · CR ·
En serio te gusta, ñOCO?? No ha quedado un poco...digamos...verde???
EliminarXD
Que vuelvas pronto, te decía:)
Un beso
Jajaja...Moni, el maravilloso mundo de los gatos...
ResponderEliminarYo convivo con Leticia, una gatita que recogí de la calle una tarde de otoño cuando comenzaba a hacer frío por estos lares. Mi intención era que pasara la noche en casa, mientras al día siguiente le buscaba una adopción. Ay, pero no quiso irse a ningun otro lugar...
Llevamos diez años juntas.
Como me fascina tus letras.
Besos.
Jjaajja...suele pasar eso con las gatas...y cuánto nos alegramos de que pase, verdad?
EliminarUn beso guapa!
Preciosa la naración que nos cuentas. Y bella foto
ResponderEliminarun saludo
Javi