viernes, 27 de mayo de 2016

CAMPAÑA ELECTORAL






"Me callé. Siempre me han confundido las palabras: sagrado, glorioso, sacrificio, y la expresión "en vano". Las habíamos oído de pie, a veces, bajo la lluvia, casi más allá del alcance del oído, cuando sólo nos llegaban las palabras gritadas. Las habíamos leído en las proclamas que los que pegaban carteles fijaban desde hacía mucho tiempo sobre otras proclamas. No había visto nada sagrado, y lo que llamábamos glorioso no tenía gloria, y los sacrificios recordaban los mataderos de Chicago con la diferencia de que la carne sólo servía para ser enterrada. Había muchas palabras que no se podían tolerar, y a fin de cuentas, sólo los hombres de las localidades habían conservado cierta dignidad. Pasaba lo mismo con algunos números y algunas fechas. Los nombres de las localidades era lo único que aún parecía tener algún significado. Las palabras abstractas como gloria, honor, valentía o santidad eran indecentes, comparadas con los nombres concretos del los pueblos, con los números de las carreteras, con los nombres de los ríos, con los números de los regimientos, con las fechas. "

Adiós a las armas
E. Hemingway










sábado, 14 de mayo de 2016

OVER THE HILLS





Abril de 2016, En algún lugar




Me contaron de muchos y muchas que desaparecieron tras las colinas. Así, con lo puesto, sin despedirse, algunos con las tres vacas que cuidaban en ese momento.
 Unos pocos regresaron, después de años, con sus tres vacas incluso...y pudieron contar su historia. La realidad supera la ficción cuando esa realidad, la de veras, te toca. Quizá algún día, cuente alguna.
Eran otros tiempos; de guerra,  barricadas, tiros a lo que se mueva, oscuridad, confusión. Tiempos sólo para sobrevivir. 
 De manos manchadas de la sangre de hermanos; de maquis allá, y de almas inquietas en cuerpos paralizados alrededor de una lumbre acá, esperando.  En  esa espera, tallaron los pilares de unas vidas ya rotas desde nuevas, a su pesar inolvidables, e inolvidables también por dignidad, y porque es lo que tenían para empezar de cero: saber qué pasó. O, para ser más preciso y justo: jamás olvidar lo que sabían que pasó.
Algunos de aquellos niños y niñas llegaron a viejos. Y los viejos, cuentan historias. Sus historias, las mías. Y son, como no podía ser de otra forma,  inolvidables. 
Porque cuando olvidamos lo que fueron, desaparece lo que somos. Por coherencia. Por honestidad. Por sus nombres. Porque las colinas siguen allí.
Por la memoria.









Archivo del blog